De los pintores que menciona Ida Rodríguez Prampolini ya más para los años 60 el que sin duda me impresiona más es Friedeberg. El cuadriculado es una herramienta bastante automática, un truco super simple para crear superficies.
El trabajo detallado y obsesivo da sus frutos que son mayor profundidad y riqueza. Se ve la evolución cuando comparo estos con los primeros que hice de este libro. Trabajar clavadísima en estos dibujitos en blanco y negro es un ejercicio que me prueba, una vez más, que tengo que dejar de pensar en el final, en la obra terminada y tengo que adentrarme en cada una como si tuviera todo el tiempo del mundo, sin prisa, sin pensar que ya estoy vieja para esto, ni que se me va acabar la plata. La maestra tiene razón: es un acto muy consciente esto de volverse inconsciente: el que diga lo contrario, miente.
No comments:
Post a Comment