1. Primera veladura roja sobre el cuerpo. Aplicación del fondo negro con mezcla de negor, otros pigmentos y carbonato de calcio. quedó bastante más opaco.
2. Blanco difuso sobre la veladura roja. Modelado verde en la enredadera.
3. Veladura amarilla sobre todo menos el negro.
4. Blanco sobre en el cuerpo sobre la veladura amarilla. Me parece que también hay una veladura para bajar el amarillo, pero no la recuerdo. Es posible que sea un cambio en la configuración de mi cámara.
5. Más blanco sobre el cuerpo y la enredadera.
Para la piel en este cuadro estoy tratando de hacer una serie de capas, similares a las de la técnica Mische, o mixta de óleo y agua, pero sólo con óleo. Básicamente va así: dibujo, veladura roja, iluminación con blanco, veladura amarilla, iluminación con blanco, veladura azul, iluminación con blanco, color local.
Para la enredadera estoy probando lo mismo, pero las veladuras no son de rojo, amarillo y azul, sino de colores secundarios o más sucios para ver qué logro.
Hay cosas que me molestan mucho que no se pueden ver en las fotos y son las pelusas que van quedando pegadas a la tela. Le dan una rugosidad que no quiero. Al respecto me sorprende cómo me voy enfocando hacia una búsqueda de una superficie cada vez más controlada. No sé de dónde viene esta intensión detallista que no es mía pero que estoy siguiendo por ahora porque el cuadro se va enriqueciendo considerablemente con todas las capas y el trabajo delicado. Algo que antes era tan poco importante como el limpiado de los pinceles con un trapo que no se deshilache se ha vuelto importante.
Voy sumamente lento, porque hay que esperar que seque una capa antes de aplicar la otra. Cada aplicación la hago con un cuidado por la manufactura que batalla con el deseo de terminar. Parece metáfora para otra obsesión humana. Pero el caso es que la pintura me pone en ese predicamento: terminar ahora vs. después, es decir más adelante en un punto incierto que manifieste un recorrido de capas, delineados, iluminaciones y moldeados, decoración y abstracciones, en suma, una cosa más barroca, usando esa palabra como se usa acá en México, es decir, recargada, trabajada, ornamentada. El tiempo en la obra es cada vez menos apresurado y por lo tanto la obra va reflejando indirectamente la calma. Lo que pasa en el cuadro no es el gesto, no es la energía ni la impresión rápida y azarosa. La calma sostiene el mensaje.
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